miércoles, 23 de abril de 2014

Ansiedad




Mi corazón late fuerte. Respiraciones profundas, vista perdida. Manos en la cabeza que halan el pelo. Música sacra y unas increíbles ganas de no hacer nada. Esfuerzos dobles para hacer las cosas. Cerrar los ojos no es suficiente. 
Ganas de no tener ganas.


No hay un por qué, solo es así, sin más que decir. Muriendo por dentro tratando de descubrir esos por qués. No encuentro razón para este sentimiento que me hace ir a mis adentros.
 Me limito a no tomar decisiones porque puedo luego arrepentirme.
¿Soledad?

No veré mas allá, porque no tengo ganas.
 No es que no quiera, pero realmente me impide hacer las cosas.
 ¿Depresión? ¿Y el medicamento?

Suficiente tengo con saber que tomaré esto de por vida y que nunca se curará. 
¿De donde viene todo esto?

Muchos alegan ignorancia pero yo alego paz. Porque no siento paz, porque no está. 
¿A dónde se ha ido?

Esto es un esfuerzo triple. Triples suspiros, triples de todo. De todo que al final no es nada. Nada de nada. Sentir el crujir de mis huesos y mis venas, tratando de componer lo que no tiene compostura. Postura, ¿dónde está? 
Luego me pregunto ¿Y el medicamento?

Luego recuerdo que mi misión es enseñar a otros a pescar... y se me quita... ansiedad

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Plasmando ideas en papel.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Una típica historia del 31 de Octubre. (II) Final


Me desperté como siempre a las cinco de la mañana, tal y como siempre, pensé que todo era un sueño y que todo lo que paso con ese chico lindo fue una fantasía. Pero luego aterricé y me di cuenta que era realmente muy real, un aire frío rozó mi cara y casi naturalmente vi la chaqueta que el chico lindo un día anterior me había prestado, y claro, debía de devolver.


Decidí entonces levantarme como todos los días, con ansias que se llegase sea hora especial, desayuné rápidamente, me bañé, me cambié y me dispuse a emprender esa salida que sería muy interesante. Desde temprano mucha gente pasaba con flores y coronas rumbo al cementerio, otras con carretones dispuestos a instalar sus ventas, me hizo recordar el hecho que ningún de mis familiares descansa en ese mausoleo, pero algún día alguien estará ahí, espero que no sea muy pronto.


Llegándose la hora del encuentro, y sin decir a donde me iba, me dirigí con rumbo a la casa de ese chico, bajo un sol radiante y con una chaqueta negra digna de sí. Con miedo y un poco confundido paso frente a la Casa Parroquial, recordando esos buenos tiempos cuando caminaba de la mano de Dios. Un aire frio rozó de nuevo mi cara. La chaqueta, claro la tengo que devolver como habíamos quedado. Cuadras más abajo, llegué al lugar en donde le di el último beso, me acerque a la puerta un poco inseguro. Toque el timbre, pero nadie salió, toque de nuevo, y nuevamente nadie salió, entonces decidí tocar la puerta fuertemente y fue para mí una sorpresa ver quien salió a mi encuentro.


- Buenos días joven, ¿En qué le puedo servir? – me preguntó una mujer ya adulta vestida completamente de negro.

- Buenos Días, mire vengo a dejar esta chaqueta al muchacho que vive aquí, ayer me la dio, y me dijo que hoy se la devolviera. – Se lo dije con un tono claro de cortesía-

- No sé de quién es esa chaqueta, creo que se equivoco. – Me respondió agachando la mirada-

Ah, como así, no se suponía que él me había dicho que la dejase en ese lugar y a esa hora. Me fue todo muy confuso, así que ya habiendo aclarado mi orientación sexual, decidí sin más preámbulo contarle la verdad.

- Hoy por la madrugada, vine a dejar a un muchacho como de mi altura, morenito lindo, colocho, delgado. Como yo no tenia suéter y tenia frío, el me prestó su chaqueta y me dijo que se la devolviera hoy a las diez de la mañana. En esta misma casa fue, me recuerdo claramente, ¿Está él o no?


La señora, sin cerrar la puerta entro a su casa. Yo supuse que iria a buscarlo, pero mi sorpresa fue otra.


- Mire joven, dice que le entregue su chaqueta en el cementerio a las 3 de la tarde en la capilla que hay ahí, yo llegaré con él, es que se acaba de levantar y así no puede salir.

- Ah muy bien – le contesté – ahí estaré entonces. Dígale que se levante, que no se haragán, que deje de estar durmiendo. – le dije guiñándole el ojo y con una sonrisita – Nos vemos entonces.

- Que le vaya bien joven. – Expresó la señora cerrando la puerta, mientras yo emprendía la dura travesía de vuelta a mi casa -.


Muchas dudas surgieron, por qué una hora y luego otra, no entendía nada, solo sabía que debía ir al cementerio a la hora que me propuso la señora, bueno, con consentimiento de su hijo, digo que era su hijo, realmente no sé.


Con mi hermana nos fuimos desde la una de la tarde al cementerio, dimos un paseo por todas las tumbas y recorrimos todas las ventas, decidimos almorzar ahí mismo unos panes típicos, también probamos la variedad de dulces típicos que ahí se venden. Yo miraba la hora de mi celular a cada rato, esperando las tres de la tarde, dimos varias vueltas por todo el lugar hasta que se llegó la hora, ahora sí, del encuentro con el.


Llegué a la capilla, con la chaqueta de él, a la hora que habíamos quedado. Entre la muchedumbre vi venir a la señora, esperé a que llegará, pero él no se encontraba con ella.


- Buenas tardes joven – me dijo con una cara sonriente –

- Hola ¿Cómo está? ¿Y su hijo? – le pregunté así rápidamente – Usted me dijo que vendría y no lo veo por ningún lado.

- Vamos, venga – me dijo jalándome hacia varias tumbas –


Caminamos viendo varios mausoleos, ella no decía nada, yo tampoco, la chaqueta de aquel chico lindo me acaloraba, luego de meternos por varios callejones, llegamos a un panteón. No lo podía creer, en la esquela decía claramente.


Aquí descansa mi hijo amado,

José Roberto Lima Chan.

23-09-1990 _-_ 28-10-2009


Me quedé mudo, el frío se apoderó de mi cuerpo, y el olor de la chaqueta se hizo más fuerte.


- Hace más de un año mi hijo murió, - comenzó a relatar la señora – fue un muchacho excepcional, muy cariñoso y muy lindo, tanto, que muchos se aprovecharon de su inocencia y lo hicieron sufrir, pero la que más sufrí yo, porque él nunca se atrevió a contarme la verdad.

No sabía que decir…


La señora continúa relatando.


- Así como tú, muchos jóvenes han venido a mi casa diciéndome que han salido con mi hijo, que les ha dado tal o cual cosa y que él les dice que regresen otro día a devolvérselo. A veces pienso que fui una mala madre, al no comprender a mi hijo y aceptar el hecho que es gay, y que como todo ser humano se enamora y sufre el desamor. Mi hijo no lo pudo soportar y sin mi apoyo, opto por quitarse la vida.


Por un momento quise salir corriendo, pero algo me hacia quedarme ahí, apreciando una madre angustiada por que había perdido al hijo que más amaba, y porque no me tragaba la idea de que había salido la noche anterior con alguien que ya había muerto

Lo curioso es que a él ya lo había visto otras veces, en el bus y en la calle, no me explicaba si sería él, o tal vez, otro muchacho.


La señora continuó relatando.


- Yo te aconsejo, que te apoyes en tus padres, por que el dolor de perder a un hijo es mucho más fuerte, que el dolor que causa el saber tu hijo VARON le gusta estar con otro igual a él, me duele en el alma haberlo perdido, y creo que será mi condena recibir en la puerta de mi casa, muchos muchachos como tú, que bien hubiesen podido ser una buena pareja para mi hijo, no lo supe comprender en su momento, ahora me lamento.


- Se… se… señora. ¿Le puedo dejar a usted la chaqueta de su hijo? – le pregunté con un miedo espantoso que me daba comprender el hecho que un espíritu me hizo acercarme a él –

- Ah claro, déjamela aquí.

Se la di, aun sin comprender lo que sucedía, me di la vuelta, mis sentidos se abrieron, y escuchaba hasta lamentos, fue muy horrible.


Regrese a mi casa temblando, tome agua, respiré profundo, pero el susto no me pasaba, mi hermana me preguntó que qué me pasaba, no le supe explicar, así que fuimos a ver la televisión, muchas cosas pasaban por mi cabeza, el sueño se invadió de mi, y me quedé profundamente dormido en el sillón de la sala.


Desperté, todavía un poco confundido, ya eran casi las diez de la noche, me dirigí a mi cuarto, encendí la luz, me vi al espejo y me recordé de los besos tan ricos que ese chico me había dado. El día se acababa desde ya, y mi mente no sabía cómo procesar la información. El olor aquella chaqueta comenzó a sentirse en mi cuarto, un aire frío rozo todo mi cuerpo, sentía que alguien me observaba, volteé mi mirada hacia una ventana, y no vi nada. Y cuando regreso mi mirada al espejo, veo como colgaba del perchero la chaqueta negra que una noche anterior alguien que había muerto por amor, me la había entregado para curarme del intenso frío y de la inmensa soledad que me agobiaba la noche anterior del 31 de octubre.



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lunes, 31 de octubre de 2011

Una típica historia del 31 de octubre. (I)


"Nada es lo que parece".


Llegué a la fiesta con ganas de bailar desde el inicio, robarme la entrada para ese baile. Con miedo un poco indeciso empecé a buscar una chica para bailar, sólo para aparentar, ya que de todas maneras me objetivo era divertirme. Había una chica linda sola en una esquina y la invité a bailar, mientras nos movíamos a ritmo de diversas canciones mi mirada buscaba incesantemente algún chico que la correspondiera.

Entre tantas rolas y miradas, vi ahí en un lugar solitario a un chico muy lindo, de tez morena, cejas grandes, labios hermosos y un cuerpo digno de sí, parecía solitario y es que desde ya hace tiempo le había echado el ojo, lo vi en la calle y lo vi en el bus, pero nunca pensé que fuese de aquellos que llamen mi atención.

Me armé de fuerza y valor, agarre una agua gaseosa, dejé a la chava linda con otro muchacho y me dispuse a hablarle, siempre en plan de amigos. Me acerqué cautelosamente, mis manos temblaban, realmente me gusta ese chico, el parecía distraído. No tenía idea de lo que le iba a decir, pero como soy experto en eso, el tema de la soledad salió a luz.

- Que onda. –le dije-.

- Hola – me contestó el, con un tono de voz que claramente lo delataba, de esos chavos que me gustan. - ¿Y por qué tan solo? – le pregunté. –

- Nada aquí, buscando con quien bailar.

- Tantas chavas linda para bailar, mira – le dije señalando con mi dedo a un grupo de chavas- creo que a un chavo como vos ninguna de ellas se resistiría.

En ese momento me puse muy chiveado, por la oscuridad de la fiesta no se notaba la manera rápida en que me sonrojé.

– Si yo sé, es que como que ninguna me llama la atención. – me contestó el - .

- Ah pues deberías de animarte, si quieres te llamo a alguna para que venga a bailar contigo.

– No, no gracias – me contestó, tirando su mirada al suelo -. – Bueno entonces, ¿Con quién te gustaría bailar? – le pregunté, más nerviosos que la primera vez.

- Con uno de aquellos que está allá mira. – me señaló a un grupo de muchachos, lindos por cierto. Claro, lo supe desde un principio, cosa que no podía creer pero ya era un hecho. – Uno de ellos es lo suficientemente lindo como para bailar conmigo.

- ¿Son tan lindos como yo? – le pregunté –

- Pues… - lo dijo mientras me miraba de pies a cabeza, mis manos temblaban, yo trataba de sonreír mis nervios eran muchos, en verdad me gusta ese muchacho. – No sé, creo que me limitaré a ver, oír y callar.

- hey tranquilo!.. ¿Acaso tienes miedo?

- No sé, creo que si tengo miedo que la gente me vea, ya estoy cansado de fingir, me gustaría tener algo serio con alguien por lo menos una vez.

- En ese caso, ya que te veo que te gustaría, ¿Te gustaría bailar conmigo? – le propuse-

- ¿Si, estás seguro? – me contestó con una pregunta, sonriente y temblando igual que yo-.

Ya sin miedo, dejé mi gaseosa a un lado, lo tomé de la mano y lo llevé a la pista de baile.

Mi hermano era el DJ de la fiesta, aunque le robé la entrada, le estaba yendo muy bien, además que es para incrementar sus ingresos haciendo lo que le gusta hacer. Ya con ese lindo muchacho comenzamos bailando música trans, de aquellas que son comunes en un Miss Universo. Mi mirada no se despegaba del él, que parecía que disfrutaba estar conmigo, tanto como yo disfrutaba estar bailando con un chico que me gusta. Por cuestiones de movimiento, nos colocamos frente al DJ – mi hermano que sabe que me gustan los chicos- . Y al ver que yo bailaba con otro chavo. La música se detuvo y comenzó a poner música un poco más lenta, tal vez con el afán de que ya no bailáramos juntos, hasta que finalmente puso una de las canciones romanticonas que más me gusta, Todo cambio _-_ Camila.

El me abrazó la cintura, yo llevé mis brazos alrededor de su cuello, y comenzamos ese lindo vals. Era claro como se notaba como ambos estábamos excitados. El momento era fascinante, yo y él ahí bailando música para dos. De una rola, se fue a otra. Otras más románticas, otras no tanto, pero el momento era el indicado. Lo vi fijamente a los ojos. Y sin pensarlos dos veces, le di un beso y el rápido me correspondió. Eso fue espectacular.

De pronto se arma un relajó en la entrada de ese antiguo cine, al parecer unos borrachos se estaban peleando, fue tanto el alboroto que el DJ paró la música, las sirenas de la policía comenzaron a sonar, el fue por su mochila, tomó su chaqueta – no me soltó la mano – y nos dirigimos fuera del salón.

Afuera en el estacionamiento, las cosas se salieron de control. Al parecer alguien rompió el vidrio de un carro de los que estaban en la fiesta, y se robó lo que había en él. El momento fue muy estresante. El chico lindo me pidió que lo fuese a dejar a su casa, no lo pensé dos veces y como se aproximaban las doce de la noche, accedí a dejarlo, de todas maneras vivimos en el mismo casco urbano. Durante la caminata, el no me soltaba la mano, esta temblando. Yo no decía nada, el tampoco.

Al fin llegamos a su casa, muy interesante por cierto, busco entre su chaqueta sus llaves y se dispuso a entrar, en eso un aire frio rozo mi piel y me la erizo rápidamente.

- ¿Tienes frío? – me preguntó –

- Si, un poco – le contesté –

- Ten, llévate mi chaqueta, yo ya estoy en mi casa. Regresa mañana desde las diez de la mañana, creo que a esa hora ya estaré despierto, me la traes y platicamos. ¿Te parece?

- Si claro, aquí mismo vendré mañana. – le contesté - .

Me puse su chaqueta, tenia si olor muy rico, nos despedimos con otro beso, pero un poco menos intenso que el primero. Entró a su casa, cerró la puerta y yo me dispuse a llegar a la mía. En el camino meditaba, cómo fue posible ese encuentro, cómo ahora llevo puesta la chaqueta de un chico que me gusta, me sonó interesante.

Llegué a mi casa, ya era la una de la madrugada, busque mis llaves y al intentar sacarlas las boté, con sueño las levanté, busque la correcta y me dispuse a entrar, muy despacio para que no escuchara nadie. Luego pasé por la sala, y tranquilamente entre a mi cuarto. Colgué la chaqueta en un lugar especial, me prepare y me recosté sobre la cama, admirando esa chaqueta tan linda, apagué la luz, deseando que llegase rápidamente el Día de Los Santos.


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domingo, 14 de agosto de 2011

EL PASO DEL HORMIGÓN



Al pasar por las calles empedradas, viendo a los lejos el sonar de las matracas anunciado su portentosa salida, con un mensaje de fe y esperanza para todos aquellos que en Él creen.


Al filo de las tarde, los creyentes doblan las rodillas ante el Creador y reafirman con una bella oración esa razón que los motiva a ver al cielo con admiración y al prójimo como parte de todo lo creado.


En un masivo funeral y con lágrimas en ojos, las mas ancianas hacen la señal de la cruz. Un suave meneo de izquierda a derecha y al fondo las marchas de aquellos que al igual que yo, hemos sido inspirados.


No se sabe de dónde vino o como es que hoy día se encuentra en el templo. Lo que sí se sabe es que de tiempos inmemoriales ha estado ahí, representando al Cristo sufriente.


Con tez indiana hace recordar a los expertos las fuentes prehispánicas de tan magnífica creación, que como todo viernes santo nos recuerda que murió por nosotros.


Retumbando en ese bello armado de hormigón están las más puras notas del sonar doliente, ante un entierro masivo que hace que hasta el más duro de corazón haga deslizar incesantes lágrimas por sus mejillas quemadas por el sol del verano.


Ya por la media noche cuando pasa frente al Plaza Central, lugar de los primeros amoríos y de la sublevación de las masas, todos dirigen sus miradas a sus más bellas y elaboradas andas, tratando de comprender ese bello mensaje de amor que se transmite, y con velas encendidas meditan el Padre Nuestro.


El incienso se eleva hasta los cielos como bellas oraciones de un pueblo que clama justicia y paz y que de la mano de su Señor jamás se rendirá.


Ya se enfila el sábado, son las seis de la mañana… Cansados y hambrientos aun resisten para poder dejar en su recinto a tan majestuosa obra, poco a poco mediante un leve movimiento de izquierda a derecha van entrando al sonar de la melodía más escuchada.


El sol del verano nuevamente se enfila detrás del volcán y les recuerda a los creyentes que aun existen bellos amaneceres.


Es así pues como se ve, se siente, se suspira en la tarde noche de un caluroso Viernes Santo, el paso del Sepultado de San Felipe.




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martes, 26 de julio de 2011

UN CUENTO DE OVEJAS.

Este es el cuento de una oveja negra,

una que no veia de ninguna manera

un motivo para ser feliz.


Vivía cada día,

deseando ser,

aquello no podía,

por miedo a crecer.


Todos le decían,

en gran ovación,

que como ella,

no había ninguna mejor,


Pero la oveja ingenua,

negra como la bruma,

se repetía certera,

que era hasta una burla.


Así que cansada,

de tratar de vivir,

decidió no hacer nada

y poco a poco morir.


Ella no veía.

el gran potencial.

que Dios le había dado

para brillar.


Incluso alegaba,

sin llorar,

que la vida no era nada

y que no servía soñar.


Un día, una oveja blanca.

Cansada de luchar,

conoció a la negra

la que no quería soñar.


Ambas inducidas

por el bello pelaje

se hicieron amigas

con un buen traje.


La blanca decía sin cesar,

Un sueño tengo y no lo puedo alcanzar”.


La negra mientras tanto decía

siempre sin cesar

que los sueños que tenía

ni los pudo comenzar.


La blanca le dijo,

con mucho contento,

que Dios hace las cosas,

en su momento.


La negra, en su negativa,

guiada por su color,

a la blanca contradecía

como si fuese su misión


¿Cual es tu sueño,

el que no pudiste realizar?

Pregunto la blanca

para poderla ayudar.


A los más pequeños, de esta corral

las cosas de la vida, quiero enseñar.

Contestó la negra, sin dudar.


Pues no temas, no estas sola

ese ha sido mi sueño.

Contesto la blanca sin miedo.


Pues vamos,

mi querida amiga,

hagamos nuestros sueños,

una vida.


Pero tengo miedo

no creo que pueda

contesto la negra

a su manera,


Yo se que podemos,

lo se desde niña,

contestó la blanca,

con armonía.


Esa es la vida,

que quiero llevar,

y con tu amistad,

la puedo lograr.


Vamos pues amiga lanuda,

no temas el triunfar

contesto la blanca

moviendo su lanar.


Qué suerte tengo

que seas mi amiga

contesto la negra,

convencida.


Y así las amigas

empezaron a hacer

lo que no veían

como una realidad.


La negra enseñando

a los peques del corral

que solo perseverando

se puede alcanzar,

lo que añoramos sin cesar.


La blanca mientras tanto,

a su amiga le decía.

logramos aquello,

que decías que no podías”.


La negra decía

con mucho contento,

ahora soy feliz

y es sólo el comienzo.


FIN



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martes, 19 de julio de 2011

¿CUÁNDO SERÁS UN TRIUNFADOR?


*Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar.

*Cuando confíes en ti mismo aunque todos duden de ti,

y dejes de preocuparte por el qué dirán.

*Cuando tus acciones sean tan concisas en duración,

como largas en resultados.

*Cuando puedes renunciar a la rutina,

sin que ella altere el metabolismo de tu vida.

*Cuando sepas distinguir la sonrisa de la burla,

y prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa victoria.

*Cuando ser espontáneo te libere del método.

*Cuando actúes por convicción y no por adulación.

*Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza,

y rico sin perder tu humildad.

*Cuando sepas perdonar tan fácilmente como ahora te disculpas.

*Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que es un hombre,

y junto al rico sin pensar que es un Dios.

*Cuando sepas enfrentarte a tus errores,

tan fácil y positivamente como a tus aciertos.

*Cuando haya satisfacción compartiendo tu riqueza.

*Cuando sepas manejar tu libertad para

pensar, hablar, leer, escribir y hasta escuchar sin caer en los excesos.

*Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide palabras,

y tu ausencia a quien no te aprecia.

*Cuando ya no debas sufrir para conocer la felicidad,

y no seas capaz de cambiar tus sentimientos o tus metas por el placer.

*Cuando no trates de hallar las respuestas en las cosas que te rodean,

sino en Dios y en tu propia persona.

*Cuando aceptes lo errores.

*Cuando no pierdas la calma.

Entonces y solo entonces serás un TRIUNFADOR.



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martes, 28 de junio de 2011

HOMOFÓBICOS EN LA USAC.


En honor a los que hemos sido víctimas de la homofobia en el Día del Orgullo LGBT




Un miércoles de aquellos antes de que comenzara el crudo invierno. El chavo que me gustaba y yo decidimos vernos dentro del campus central de la USAC a eso de las tres de la tarde. Luego de una serie de trámites administrativos estudiantiles y luego de un juego típico de dos chavos que se gustan, decidimos entre tantos lugares en ciudad universitaria irnos a platicar a un lugar conocido como “el cerrito”. No nos extraño ver varias parejas heteros en ese lugar, parecía incluso, como actores porno con ropa, en fin cada quien con lo suyo. Luego de platicar un rato, se acercan a nosotros, de manera prepotente y machista, dos agentes de seguridad interna de la universidad, indicándonos que nos identificáramos claro y obvio, con nuestros carnes estudiantiles, nos pidieron que sacáramos todo lo que llevábamos y nosotros seguidores de todo proceso, lo hicimos, los policías –nuevamente prepotentes y machistas- nos explicaron que en ese lugar es muy común que personas, estudiantes o no, van a drogarse o a emborracharse. Nosotros como jóvenes que no andamos por esos rumbos, comprendimos claramente el fundamento del registro, los policías hicieron los mismo con las demás parejas que habían ahí –que eran como seis de heteros- .
Ellos se fueron, pero nos observaban. Luego de platicar un rato mas y con deseos que pasara algo mas, decidí darle a él un beso, el claro como yo le gustaba, me correspondió el beso, fue tan solo un rico beso entre chavos que se gustan, y no pasaron más de cinco minutos después de ese nuestro primer beso, cuando nuevamente, de manera prepotente y machista, un agente de la seguridad interna de la USAC, llega y nos dice así literalmente: “bueno muchá que están haciendo, que no ven que son hombres, que no ven que aquí hay gente mayor, que no ven que aquí hay niños cerca”. Yo con madurez le contesté, -mire señor no comprendo cual es la razón de su enojo-, él claro todo machista me dijo, “es que eso que hacen es una falta a la moral, qué va a decir Dios de ustedes, qué van a decir sus papas de ustedes”, yo nuevamente con madurez le expongo, - realmente no comprendo la razón de su descontento, pero está bien, nos vamos de aquí-, el policía nuevamente me contesta, “ustedes no se van, vengan conmigo, los voy a llevar con mi jefe y que les anulen su matrícula por inmorales”, el chavo que me gustaba, se opuso rotundamente, por lo que el policía procedió a llamar “apoyo”, yo le dije que no y le expliqué a mi chavo que son procedimientos que debemos acatar.
Así que accedimos a ir al edificio de rectoría, en el camino le dije al policía: “dentro del ordenamiento jurídico guatemalteco no existe nada que incrimine a los que somos gays”... el policía me contesto: “si yo sé, y ese es el problema, deberían de ser perseguidos por atentar la moral, son unos desperdicios de hombres, pobre sus madres por gusto los tuvieron”. Me sentí ofendido obviamente y desde ya estábamos siendo víctimas de discriminación. Una vez entramos a rectoría, el policía le dijo a su jefe: “mire, encontré a estos dos delincuentes, ahí en el cerrito dándose de besos como si fueran pareja”… el jefe policial contestó: “miren mucha, yo se que ustedes son así pero, por que no mejor si quieren satisfacer sus necesidades, ¿por qué no se buscan un hotel o algo así? Eso atenta contra la moral, ¿saben ustedes que les pueden anular la matricula por esto?”… yo no podía creerlo, estaba siendo víctima de discriminación dentro de mi misma universidad, pero me preguntaba dentro de mí, ¿por qué a las parejas heteros que estaban haciendo más que solo besarse, el policía no les dijo nada?... Luego nos pidió nuestros carnes, les sacó una copia y anoto nuestros nombres, nos dijo: “voy a llamar a la asociación de estudiantes para que llamen al coordinador del edificio donde estudian ya si les anulen la matricula, por huecos y por inmorales”… no podía creerlo, me había llamado inmoral a mí, eso si me dolió bastante… el policía se retiró y mi chavo por poco lloraba, yo no sabía que pensar, mas que estaba siendo víctima de discriminación. El policía regreso y nos dijo: “por esta vez lo vamos a dejar así, pero la próximas que los veamos tan solo juntos platicando, ténganlo por seguro que se les anulará su matrícula”… yo salí sin decir nada y más triste que enojado.
Junto con mi chavo nos retiramos de la rectoría, mientras salíamos buscando la Avenida petapa, el chavo que tanto me gustaba me dijo: “sabes que, mejor dejémoslo ahí, no quiero tener problemas por estar con vos, me gustas, pero la gente sigue siendo homofóbica”. No sabía ni que contestarle, por que tan solo con un beso me habían tratado como la peor persona de la existencia, y además, me había quedado sin novio.
¿Merecemos ser víctimas nosotros de este tipo de discriminación?...

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